sábado, 11 de julio de 2009

Alma Desnuda


Soy un alma desnuda en estos versos,

Alma desnuda que angustiada y sola

Va dejando sus pétalos dispersos.

Alfonsina y el Mar


Me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo...

Pero casi una niña y pareciendo ya una mujer, la vida se me hizo insoportable.

Por Juana de Ibarbourou: "Era joven, parecía alegre, su conversación era chispeante, a veces muy aguda, a veces también sarcástica".

La soledad y la marginación hacen mella en su salud, y a veces la neurosis la obliga a dejar su puesto de maestra de escuela.

Por Gabriela Mistral: "Extraordinaria la cabeza, pero no por rasgos ingratos, sino por un cabello enteramente plateado, que hace el marco de un rostro de veinticinco años. Cabello más hermoso no he visto, es extraño, como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado, y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos. El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le daban alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz y de mujer madura."

Sencillez, sobriedad, escasa manifestación de emotividad, profundidad sin trascendentalismos y sobre todo información, propia de una mujer de gran ciudad...


"Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas,
He sentido el otoño; sus achaques de viejo
Me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
Que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas."

Esta admiralbe mujer, capaz de desafiar los asfixiantes convencionalismos sociales, fue un ejemplo de coraje por su manera de asumir su ser femenino en absoluta y a veces desgarradora soledad.

De las heridas de la incomprensión, emerge la fuerza de su voz, la cadencia de unos versos que pueden ser grito de protesta, canto a la vida, amor a la naturaleza, reivindicación del derecho de la mujer a converstirse en sujeto del deseo, en una tentativa de conquistar la libertad para decidir su destino.


"Amo los cielos claros, los pastos frescos,
los campos dorados, las delicadas manos,
las frentes amplias, las almas pulcras..."

Alfonsina Storni- Documental de Bio.ar

jueves, 9 de julio de 2009

D’où venons-nous? Que sommes-nous? Où allons-nous?


El mismo Gauguin afirmó que tras pintar el “¿De donde venimos? ¿Quienes somos? ¿A dónde vamos?” había intentado suicidarse. Sea esto cierto o no, lo cierto es que meses antes de pintar su obra maestra, las cosas se torcieron de tal manera que todo hacía presagiar un trágico final que sin embargo tardaría un lustro en llegar: su situación económica se vuelve prácticamente insostenible –lo cual no le impediría, sin embargo, rechazar una asignación del Ministerio francés por considerarlo una “limosna”- y la sífilis y el alcoholismo convierten su estado físico en una tortura. No obstante, el más duro golpe le llegó literalmente por correo: en la primavera de 1897, una carta le informaba de la muerte, con apenas 21 años, de su hija Aline. Esta muerte supuso no sólo la ruptura del artista con su esposa, a la que acusó irracionalmente de la pérdida de su hija, sino con la Fe que aún podía conservar. En una devastadora carta fechada ese mismo año, Gauguin afirma: “Mi hija ha muerto. Ya no quiero a Dios.”

En este estado mental Gauguin emprende la titánica tarea de pintar su testamento artístico, la obra que reúne en si misma todas las demás obras del artista: “¿Quienes somos? ¿De donde venimos? ¿A dónde vamos?” no es simplemente la obra más colosal que Gauguin pintó vida (139- 375 cm.) sino que desarrolla por completo la doctrina filosófica y pictórica del artista. Con un formato llamativamente horizontal, el lienzo sigue una evolución cronológica inversa, comenzando en su extremo izquierdo con la desoladora figura de una momia que, en posición fetal, tapa sus oídos como intentando mantenerse ajena a toda la escena; mientras que en el extremo izquierdo, un bebé, símbolo de la inocencia y la vida, es cuidado por tres jóvenes tahitianas. En el centro, la figura del hombre que coge un fruto simboliza la tentación y caída del hombre. Estructurando el cuadro en un sentido cronológico inverso, Gauguin parece señalar lo primitivo, lo inocente, como único camino a seguir por el artista.

miércoles, 8 de julio de 2009


"Y apartaste la camisa de mi pecho y hundiste la lengua hasta mi corazón desnudo..."

Alas rotas.


"Alas rotas por mentiras atravesadas,
dulces rancios olvidados en el caparazón de los sueños.
Falacias infaustas que mataron a Ofelia,
inocencia perdida bajo un otoño incauto.
Olvida mi corazón del dolor que ha existido en mí.
Pasión furibunda inerme en una isla de sensaciones aflictivas
y descomunales...
y el tiempo se evade."

Margaritas en los pies


¿Cómo hacer para dejar de humillar al alma?
Porque un día, alma mía, dejé de creer en tí y te dejé tirada
en una acera para caminar como un cuerpo hueco,
con la superfície extendida, quemando margaritas a mis pies.
Y ya no la pude encontrar más, se fué con otro cuerpo, pero me dejó
ilusiones de caramelo, de esos pequeñitos que pronto se acaban.
Por humillarte, alma mía, pago el precio del autodesprecio, y sigo
viva sin saber morir, pero viviendo sin ningún querer....

Canto a mí mismo


5-Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.

Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.

Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.

Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi
prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi
propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la
creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,
y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria.

Versión de León Felipe

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