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domingo, 6 de septiembre de 2009

Delmira Agustini, una feminidad desplegada


La poesía no brota necesariamente de la experiencia, sino también del sueño y del deseo, y su origen, de acuerdo con Rimbaud, se encuentra en la fusión del ver y del creer.
La poesía narra muchas veces no lo que vemos con nuestros ojos, sino con nuestro espíritu.

...la sociedad uruguaya de principios del siglo XX se preguntaba asombrada cómo aquella niña podía crear esos poemas ardientes cargados de erotismo, donde el amor se transfiguraba en rito y el lenguaje en ritmo y metáfora para dejarnos ver el alma de una mujer sensual que, en el contexto de una sociedad patriarcal, como la latinoamericana, se atrevía a escribir sobre temas tabúes como el deseo, el cuerpo y el placer.

Y era mi mirada una culebra
apuntada entre zarzas de pestañas,
al cisne reverente de tu cuerpo.
Y era mi deseo una culebra
glisando entre los riscos de la sombra
a la estatua de lirios de tu cuerpo.

Tú te inclinabas más y más... y tanto,
y tanto te inclinaste,
que mis flores eróticas son dobles,
y mi estrella es más grande desde entonces.

...Su verso se va librando de los lastres de esa retórica heredada para cantar al amor de una manera más auténtica, con toda su ardiente feminidad desplegada.

pido a tus manos todopoderosas
¡su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo desmayado en rosas!

Agustini usa el lenguaje erótico del misticismo que concibe la entrega, el sacrificio y la adoración como valores absolutos...su poesía, mezcla lo sagrado y lo profano, lo espiritual y lo material, lo celestial y lo terrenal en un mismo plano.

y las mil bocas de mi sed maldita
tendí a esa fuente abierta en tu quebranto.

En la poética de Agustini los principios de la realidad y el placer van a verse enfrentados como enemigos irreconciliables, pues si Eros tiende a unir, Thanatos tiende a deshacer.

La alegría y el gozo físico son reemplazados en sus versos por el dolor y la amargura, y la imagen erotizada de la flor que se abre y se entrega se va tornando poco a poco en la de una especie oscura, una hechicera o vampiresa que se ve obligada a esgrimir sus garras con tal de mantener su independencia y libertad, imágenes que reflejan los polos opuestos en que se debate su alma llena de contradicciones que la hacen vivir en una constante lucha interior.

Al igual que la de Alfonsina Storni, Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou, se opuso a los códigos tradicionales de su época y ayudó a crear una identidad femenina más libre, original y auténtica.

Fragmentos de un estudio de Samuel Serrano-
"Delmira Agustini, una feminidad desplegada"

Para leer más:

http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/agustini/acerca/serrano.htm

sábado, 5 de septiembre de 2009

Delmira Agustini


He descubierto un gran tesoro, la inefable belleza de la melancolía y el erotismo, una mezcla
maldita y extraña, aun más en un mundo donde los géneros mediáticos, bajo el nombre de "necesidad", nos hipnostizan cogiendonos por el punto más débil del ser humano, la libido.

Delmira Agustini, tan uruguaya como yo, o yo tanto cuanto ella.

Me encantaron sus poesías, llevan ya casi un siglo de existencia, pero siguen siendo actuales y originales.
A lo mejor hoy la mujer no se ve objetivamente encarcelada en essa torre de marfil que nos oculta del placer explícito, pero nos han encarcelado en ideas más abstractas, cómo la que nos exige perfección en todo, carrera, pareja, maternidad, cuerpo, dulzura, erotismo... Una cadena maldita de imperfectas perfecciones que acaban por desmoronarse en charcos de sangre y bulimia, la lava de la frustración que nos ha dejado el sello de lo "ideal".
Como nunca se llega a eso, nunca gozas tu ser pleno.

Pendientes de las ramas de lo imaginario e ilusorio, somos las marionetas del sarcasmo que llenan los bolsillos de empresarios furibundos.

Delmira Agustini, el grito de tantas hembras hundidas en las telarañas de la tediosa supervivencia, el clamor hacia la lujuria sin pecado, la clara y limpia seguridad que alcanza el alto de la columna de una sensualidad sin miedo a reproches o burla..

Gracias, alma blanca tan llena de escrupulosos pecados... Delmira.

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