miércoles, 24 de junio de 2009

Cristo. Tragedia Religiosa


JESÚS-
Venía ya por el camino y en el silencio de la noche quería amarla y la amé con todas mis fuerzas...

Veía su sonrisa de transfigurada cuando yo me acercaba a decirle: "¡Esther, yo te amo, sé mi esposa!" Madre, yo imaginaba entonces para mí una vida tranquila y dulce, mi huertoo lleno de lirios, mi campo de trigo y las rizas de mis hijos. Yo soñaba con un monte de paz donde mi alma se adormeciera sin dolores y con soles muy plácidos y unas noches muy tranquilas. Quise dar gracias al Señor por el bien que me concedía y al mirar hacía el cielo,
todas las estrellas que se ven y que no se ven cayeron sobre mí y me taladraron con sus puñales de luz la carne y el alma y me incendiaron de locura esste corazón que era de fuego, dejándome la carne fría y dura como la nieve de las cumbres.

MARÍA-
¡Ay, quién pudiera darte la tranquilidad que tienen los lagos dormidos...!

JESÚS-
¡Madre, si yo fuera lago lloverían constantemente piedras sobre mi superfície! ¡estoy hecho para el dolor!

MARÍA-
¿Qué quieres que haga frente a tu amargura sino desesperarme como tú?



lunes, 22 de junio de 2009

La abuela



Y como el tema de los últimos tiempos ronda sobre los jardines, te cuento algo del nuestro

Mientras que aqui se estila llevarlos muy arregladitos, onda peinaditos y con adornos, nosotros simplemente le cortamos el césped y alguna que otra dañina que aparezca.

Cresce al estilo qué me importa, con detalles esparcidos, como el de una pintoresca Rosemary reinando en su jarrón azul royal o el pino altísimo, curvado hacía la izquierda, enamorado a lo que todo parece de una rosa amarilla y solitaria que dos por tres florece y reflorece entre un entrevero de verdes incógnitos.

Una parra muy pobre se contorciona en los resquícios de madera podrida que nos separa de al vecina indú casada con el chico perezoso de Wales.

Mientras que a otros jardines la primavera los cubría con su orgía despudorada de flores y colores, el nuestro se desparramaba en un sollozo de verdes impávidos, nada colosales, púdicos, como pelos que cubren selvas nada virgenes.

Entre los escasos intervalos de lágrimas infinitas que vierte el triste cielo del Unido Reino, me limito a ir y venir con la cortadora, sintiendo el aroma
fresco que sale de la violencia de sus sierras.

Sin perdón ni pudor, le quito la vida a unos cuantos caracoles que se acurruan devalidos en su triste condición de hermafroditas.

Relaja, es todo, en el jardín se lo pasa uno muy bien.

Siempre que me pogo a hacer alguna pequeña labor edenica, no puedo evitar acordarme de ti.

Con una falda vaquera larga, alguna remerita leve y unos suecos con algo de tacón, que te daban cierta elegancia, regando el jardín de la casona.

Escena idílica para mis recuerdos "carcomidos" por el tiempo.

Qué tan sabia y profana la memoria, que destila perlas de la vida sin darnos derecho a elección. Mejor asi, nunca tendríamos semejante penetración de ingenio.

Como verás, asistes personalmente a los momentos de idilio que paira en cielos tan remotos.

Te dejo, de esta vez con beso blando como el verano que ahora se avecina.

Te saluda este retoño de vasta edad, primerizo de la segunda generación.

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