Denuncia la imagen como trampa, la entronización e idolatría de la imagen.
A estas imágenes poseedoras de una metáfora sutil pero banal, las recubre Roncoli de poesía, de una poesía sutil e irónica; a esta manipulación total de imágenes, símbolos y signos, a la metáfora disparatada del absurdo y pueril de la imagen opone, o más bien sobre pone Roncoli el hálito.
En ese transfondo que deja ver, el arte aparecería no solo como una denuncia y señalamiento, sino deviene a ser una afirmación de la vida, una apertura, un modo simple, sutil de desvelarse a la vida misma. "
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En definitiva, hace sentirnos los payasos que somos en este mundo de ilusiones mediáticas, nos abre los ojos, nos vare la mente. El color de sus obras, la tinta que se diluye en la imagen denunciando la mentira de colores que está en todo eso, nos muestra como un escracho lo cuán ridículos somos al formalizar nuestros deseos a partir de una pantalla, o unas pantallas de mera ilusión. Más aún nos hace ver lo ridículas que son estas mismas ilusiones, sin riqueza de contenido o personalidad. ¡¡¡Ridículos, somos todos ridículos!!!
¡¡¡¡SOY UNA RIDÍCULA!!!!!!!!
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