domingo, 24 de abril de 2011

Voces del Clima - 26 min. 6 mil millones de Otros



Diez años después de sobrevolar el planeta para realizar 'La Tierra vista desde el cielo', el fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand se embarcó en una nueva aventura. 'Seis mil millones de otros', 5.000 retratos-video realizados en 75 países por Sybille d'Orgeval y Baptiste Rouget-Luchaire, momentos de humanidad e intimidad a compartir en el Grand Palais de París hasta el 12 de febrero. La realizadora Sybille d'Orgeval nos cuenta sus experiencias.
Pregunta.— ¿Cómo surgió esta colaboración con Yann Arthus-Bertrand?
Respuesta.— Trabajaba con Yann Arthus como asistente y confieso que prefería estar sobre la tierra que haciendo fotos en el cielo. De un viaje recuerdas más a la gente que lo que ves desde el cielo, puede ser muy lindo pero esta muy lejos de las emociones que puede transmitir un ser humano. El vídeo nos permitió guardar las voces de la gente y la emoción de las expresiones. Comenzamos a escribir las preguntas, luego llegó el otro realizador, y Yann nos dio la oportunidad de realizar juntos este proyecto y comenzamos a viajar para hacer las entrevistas.
P.— ¿Cuál es el objetivo de esta exposición?
R.— Lo que exhibimos en el Grand Palais de Paris son 5.000 entrevistas que hicimos durante cuatro años en 75 países del mundo, la idea era encontrar gentes diferentes, campesinos o ministros, toda la diversidad del planeta y hacerles las mismas preguntas. Preguntas sencillas sobre la vida: ¿Qué le hace feliz?, ¿qué quisiera transmitir a sus hijos?, ¿qué aprendió de sus padres? Son preguntas a las cuales todos pueden responder y queríamos construir un mosaico de esta humanidad de la cual nos sentimos parte.
P.— ¿Fue difícil conseguir la participación de la gente?
R.— No, cuando llegas a un país y hablas con la gente explicando que es para que los demás, en otros países, puedan verlos y puedan compartir esos instantes de su vida, la gente se muestra feliz de hacerlo. Felices de que van a verlos en otro lugar y transmitir algo.
P.— ¿Recuerdas alguna entrevista en particular?
R.— Obviamente recuerdo las entrevistas con las personas que viven situaciones difíciles, lejos del mundo donde yo vivo, aquí, en Paris. Como en los campos de refugiados, o una chica de Lima que tenía unos 20 años y había visto morir a toda su familia. Yo tenía 25 años y naturalmente te sientes cerca.
P.— ¿Qué esperan suscitar en los espectadores que visitan la exposición?
R.— Simplemente que la gente se haga las preguntas que nosotros hemos hecho a los entrevistados. Que cada uno se dé tiempo para hacerse esas preguntas que nunca nos damos el tiempo de hacernos: ¿Qué deseamos transmitir a nuestros hijos?, ¿cuál es mi papel en esta vida?, ¿cuál ha sido mi mayor alegría? Espero que la gente se tome el tiempo de escuchar a los otros y también de escucharse a sí mismos. Abrirse a las personas que los rodean y a la parte de humanidad que hay en cada una de ellas.
P.— ¿Qué significó para usted realizar este trabajo?
R.— Me tomó casi seis años de mi vida y cada persona que encontré me dejó una huella, sin duda los encuentros te cambian. Fue un aprendizaje y guardo en mi mente y mi corazón muchos de esos rostros, creo que la vida es así para todos. Los encuentros influyen en nuestras vidas.
P.— ¿Podemos considerar esta obra como una invitación a escuchar a los otros?
R.— Sí, para nosotros fue un lujo tener ese tiempo y espero que los que vienen aquí, al Grand Palais, también se lo tomen. Algunos se han quedado horas enteras escuchando, a veces gente mayor que tiene la costumbre de escuchar a los demás o de contar historias a los hijos o los nietos y transmitir con palabras. Me parece muy importante esta capacidad de escuchar a los otros seis mil millones de humanos.
Algunos de los entrevistados dicen que nunca han tenido el tiempo de escuchar a sus padres, hay gente que sale de la exposición diciéndose "tengo que hacerlo". Al menos tomar conciencia de que es importante darse ese tiempo de transmitir a los demás. Son cosas que por ejemplo existen en África, donde la gente se cuenta historias.
P.— Aquí tenemos la televisión...
R.— Sí, pero no puedes hablar con la televisión. La televisión habla mucho pero no te escucha.
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/19/cultura/1232361969.html

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