


La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites.
El horizonte virgen de pañuelos heridos
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento...
...Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire,
frente a la mar poblada con barcos y marinos.
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